En sus pocos más de 45 años de vida,
el ciego Willie Johnson dejo unos 30 temas que han servido de lugar
común dentro de la historia de la música popular y, en especial,
del rock and roll. Escuchar su música produce la misma sensación
que entrar en un templo, es ese momento en el que, al margen de
creencias, el miedo nos asalta por la presencia de lo desconocido y
la carga de la culpa, pero también la sensación de protección, de
que ese es el lugar seguro en el que podríamos estar cuando suenen
las trompetas del apocalípsis. Es su historia tan triste como el más
desgraciado de los blues: su ceguera producto del maltrato maternal,
su infinita pobreza que lo hizo mendigar por las calles con su
guitarra al hombro y su triste final, desahuciado por una enfermedad
a la que le negaban el tratamiento por su doble maldición, ciego y
negro.
Dos recientes obras me lo traen a la
mente, dos obras que heredan y actualizan el sonido del maestro del
slide o, mejor dicho, del knife style (conseguía ese peculiar
sonido deslizando la hoja de una navaja, tratando de imitar el
lamento de un violín). En primer lugar un disco del que podría ser
el guitarrista más importante en lo que llevamos de siglo, Luther
Dickinson, que con “Blues & Ballads (A Folksinger’s Songbook:
Volumes I & II)” da un golpe maestro al recuperar aquel
espíritu inicial que contenía discos de sus North Mississippi All
Stars, sin “prácticamente” enchufar los instrumentos, en unas
grabaciones que conservan el calor y la cercanía de un grupo de
amigos que se reúnen a tocar alrededor de una hoguera. Esos amigos
son Jason Isbell, Jim Lauderdale, Amy LaVere, Shardé Thomas, JJ
Grey, Charles Hodges, Jimbo Mathus y la maravillosa aparición de
Mavis Staples en el tema “Ain’t No Grave”. Es verdad que
el disco adolece de cierta discontinuidad estilística, de hecho fue
grabado entre Nashville y Chicago con diferentes músicos, y, quizás
tenga una duración fuera de lo común , hasta 21 temas. Pero para
mí, ambos situaciones son motivos de celebración; pasamos de un
sonido básico, a madera Martin -casi se huele- que te dan el calor
de las juke-joints, a grabaciones más aguerridas, con retazos
suficientes de electricidad que me llevan a las habitaciones de la
château Villa Nellcôte, donde Keith Richards se “ponía las
botas”. Es un songbook que bien podría ser el legado de un artista
en las postrimerías de su vida, pero no, con poco más de cuarenta
años ha tenido el gusto hasta de crear un libreto con las partituras
de cada canción. Canciones bonitas de verdad como ese inicio con
“Harry Up Sunrise” o temas más honky tonk como “Bang Bang Lulú
“; el encuentro con su admirado Othar Tuner y su noble parentela en
esa joya que es Mean “Old Wind Died Down”; “How I Wish My Train
Would Come” es favorita, me llega al corazón con esa mandolina, el
grito del tren con un Hammond, bonita de verdad; maestría en el
slide en “Let It Roll”, ahí está la evolución del holy blues
de Johnson; como un Ry Cooder primerizo se entrega a la pura
antropología con el folk más puro, encuétralo en “Mayor
Langford”; si Dickinson hubiese hecho disco lleno de de temas como
“Blow Out” o “Devilment” lo estaría petando en el
“caralibro”. Es en esa espiritualidad que rige toda la obra, las
afinaciones abiertas y su gospel brutal donde me acerca al maestro
Blind Willie Johnson.
La segunda obra es un homenaje directo
al bluesman tejano: God don't
never change - The songs of Blind Willie Johnson. Un disco tributo con
estrellas del pop, que le deben más que su fama, y si no compara la voz de Tom
Waits con la de Johnson. En él hay un breve repaso, pero que cunde sobre sus
temas más célebres. Tom Waits lo borda en los dos temas que canta, con su
peculiar cacharrería (más comedida que otras veces), “Soul of a man” y “John
The Revelator”; otra que saca lustre, bien parapetada por guitarras afiliadas
es Lucinda Williams, su “fantasma” de este año es Willie Johnson total en el
karma, a ella le toca, además, el tema que da nombre al disco; quizás los más
flojos son de Sinead O'Connor y Cowboys Junkies que lo llevan a un terreno pop
que le quitan todo el dramatismo; no fallan Maria Mackee y Blind Boys de
Alabama en eso gospels fastuosos que son “Mother's Children have a hard time” y
“Let Your Shine Light On Me”. Sorprendente la versión de Rockie Lee Jones del
“Dark Was The Night, Cold Was The Ground”, un tema instrumental en el que sólo
se percibe el slide de Johnson y sus gemidos (algunos expertos aseguran que
pronuncia algunas palabras sobre la crucficción), sorprendente porque ella lo
canta con una letra que lo aparta del original, casi irreconocible pero
precioso también. El disco se completa con Luther “otra vez” Dickinson y Susan
Tadeshi que lo bordan en “Bye Bye I'm going to see the king” y el fenomenal
“Keep Your Lamp Trimmed And Burnning”
Johnson dejó de grabar allá por 1930, aunque vivió -eso de
que vivió es un decir- hasta el 49, supongo que en esos años duros siguió
cantando y seguro que tuvo bastantes temas con los que ilustrar la dureza de
sus canciones; un tipo que dedicó su vida a cantar a dios y murió sobre los
escombros de las ruinas de su propia casa.
7 comentarios:
Que lujo ilustrarme del kinife style y demás. Pinta que no veas el tributo al señor Blind Willie Johnson. Un abrazo.
Estupenda ilustración, Antonio. Qué bien entiendo esas amarguras de BW Johnson y, como dice Johnny, qué bien huele el homenaje. El otro día le comentaba a un amigo neozelandés la distancia insalvable, la de la autenticidad, que hay entre el "Love In Vain" de Robert Johnson y el de los Stones. Creo que aquí no va a ser así.
Saludos.
Me gusta Luther Dickinson, aunque me resulta irregular, este tributo en cambio tiene una pinta excelente, desconocía la vida de este blind Willie Johnson, intentaré profundizar en su obra.
Gran reseña Antonio.
Saludos.
yo tambien encuentro irregular a Luther Dickinson, siempre me da la sencacion que promete mas de lo que acaba ofreciendo.. voy a investigar este disco, la pinta es estupenda. un abrazo,
El gran hipnotizador del blues !!! cuantos cayeron en sus influjos que al día de hoy se lo sigue valorando ,veremos de que va estos dos homenajes que tienen una pinta prometedora . Gran post mi amigo !!!
Un abrazo
Excelente reivindicación, y como alguno de los comentaristas, aprendo. Dos magníficas recomendaciones que apunto como de imprescindible escucha. Gran reseña. Abrazo.
Saludos
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