viernes, 30 de marzo de 2018

BEN HARPER Y CHARLIE MUSSELWHITE: NO MERCY IN THIS LAND (2018)




Segunda entrega de este extraordinario dúo a rebufo del éxito del premiado Get Up! de 2013 que además se coló en las listas de éxitos de ventas en aquel año. Si el mencionado disco tuvo la unanimidad del público y la crítica esta segunda parte no se va a quedar atrás. La propuesta era bien sencilla, lideraba Ben Harper y Charlie Musselwhite subrayaba cada tema con toques al harmónica de innegable calidad. Ambos músicos que se conocieron haciendo colaboraciones en uno de los últimos discos de John Lee Hooker y ahí sellaron una fructífera amistad de la que supongo que se habrá beneficiado Musselwhite, artista más que venerado y conocido en el mundo del blues y con cierta fama dentro del mundo del pop por sus gloriosas colaboraciones con Tom Waits. Doy gracias a la vida por haber tenido la oportunidad de ver a este músico en directo en un concierto de más de dos horas allá por los años noventa que me marcó a fuego. De este disco no esperes sorpresas, es una clara secuela del anterior, eso sí, exquisito y con momentos de innegable epifanía. La producción es simple, muy física, sin excesos instrumentales y con una selección de temas excelentes; blues, folk, rock, riffs abrasivos en un tono góspel que también domina el señor Harper. De la unión de estos monstruos sale uno de los temas del año, “Movin’ On”, un prodigioso blues rock compuesto por Harper y donde Musselwhite se explaya a gusto (mucho cuidado que este harmonicista es inmenso y aquí esta genial pero a un 60% de lo que es capaz de hacer en cualquier disco en solitario). Y son capaces de poner pelos de puntas en el peligroso mundo de las baladas a mayor gloria de su deidad Otis Redding, donde Musselwhitte se toma un respiro. Pero no se cortan cuando hay que apretar clavijas y ponerse burros como en “The Bottle Wins Again” un blues pesado en la línea del pelotazo con el que abre el disco “When I Go”. Si la santidad se puede alcanzar a través de la música, el tema que da título al disco, “No Mercy In This Land”,  podría ser un medio idóneo, un himno inmediato para expiar culpas y enfrentarnos al horror diario de este mundo atroz. Empiezan una gira juntos y tendrán fechas en España que deberían de ser de penitencia obligada.


jueves, 8 de marzo de 2018

SUE FOLEY: THE ICE QUEEN (2018)


Definitivamente está siendo el disco que más estoy escuchando en lo que llevo de año. Sue Foley, con una docena de discos en solitario, deja patente que en este “The Ice Queen” es más que una consagración en su carrera; estamos ante uno de los mejores discos de música americana del momento. Y no voy a entrar en comparaciones, las más fáciles serían Lucinda Willimas, Susan Tadeshi o la enorme Bonnie Raitt. Sue patenta un estilo propio, un dominio del género americano con sobresaliente habilidad para el blues. Un blues que no aburre, sin perderse en la obsesiva búsqueda de las raíces como marca de autenticidad. En la Reina de Hielo hay una consolidada fuerza por las guitarras, la música negra, el rock and roll, blues fronterizo e historias que se cuentan en barras de bar a altas horas pasada la media noche. Devuelven favores gentes como Billy Gibbons, Charlie Sexton, Jimmie Vaughan con los que monta sus propios bolos y mantiene grupos alternativos con los que da gira en plan guitar hero.  No va a sorprender ese inicio para los familiarizados con sus discos, ”Come To Me”, un arreglo inicial que parte de las enseñanzas del maestro B. Diddley, con ese slide irresistible del que fuera asalariado del mismísimo Dylan, Charlie Sexton. Le sigue el tema más “lucinda”, es algo que solo puedes grabar en Austin con un buen puñado de amigos con los que además compartes horas en una cantina, se trata de “81”. El rock más clásico llega de mano de “Run”, dando buena cuenta del dominio de su Telecaster, de la cual se declara militante y exhibe en todas y cada una de las fotos del disco. Se arrastra por el blues que da nombre al disco, “The Ice Queen”, sobrenombre que no le hace justicia cuando afronta un solo de esos que van directo a la epidermis. Mención especial merece el mejor tema del disco, “The Lucky Ones”, tocada a la limón con el thundebird Jimmie Vaughan, de estribillo pegadizo y melodía adictiva. El cruce de guitarras, con todos mis respetos, se convierte en una lucha de igual a igual. Entramos en modo soul con “Gaslight”, un momento culmen del disco en el que su voz vuela con todas las limitaciones de una nativa de Ottawa frente al sonido Memphis que nace de unos vientos de infarto. ¿Están los ZZTOP sobrevalorados? ¿Cuánto debe Billy Gibbons a su imagen y a los vídeos de la MTV? Bueno eso da igual, el dueto en “Fool’s Good” es de tal emotividad que aceleraría el deshielo de la Antártida con cada escucha. Se saca increíbles arreglos de vientos a cargo de los Texas Horn en “I Have Forsaken You” que me trae a la cabeza tenores del nivel de Bobby “blue” Band. El cover de Bessie Smith “Send Me to The Electric Chair” da un respiro divertido al disco, políticamente incorrecto en tiempos de odio pero genial para reventar una pista en un cobertizo de una zona rural al sur de Lousiana, “Por favor señor juez mándeme a la silla eléctrica porque corté el cuello de mi hombre y no me importó”. Dejamos momentos de gran calado para el final del disco, con la balada “Death Of Dream” que nos introduce en un plano acústico cercano al jazz en su progresión del que sale airosa hasta tocando guitarra de palo. Guitarra acústica que será el denominador común en los dos temas siguientes, una tonada con clara influencia hispana y una magnífica versión del “Cannonball Blues” de la Carter Family. Desde Ottawa, Canadá, grabando en Austin, este “The Ice Queen” de Sue Foley es una joya de principio a fin.