Pocas veces tengo la sensación de que estoy ante un clásico por descubrir, ante uno de esos músicos que pasarán a la historia con mayúsculas trascendiendo del género donde se mueve. Se trata del muy grande grande Johnny Sansone. Este bluesman de New Jersey empezó su carrera acompañando a figurones como John Lee Hooker, Jimmy Rodgers o Robert Lockwood. Tal fue su fama que acaba siendo uno de los músicos más cotizados del momento y llega a tocar con estrellas del calibre de Randy Newman o el propio The Edge de U2. Pero donde está más ligado es a músicos y grupos afincados o naturales de New Orleans; eso se deja oír en sus discos de manera clara.
El primer disco que escucho de él es el magnífico "Poor Man's Paradise", antes tiene al menos tres editados imposible de conseguir por más que he buscado por ahí. Fruto de la unión de otro valor de la ciudad donde nació el jazz, Anders Osborne (aunque natural de Suecia) surge el mejor disco de blues del 2012 "The Lord Is Waitin' And The Devil Too", con una producción excelente de manos de Osborne, donde el sonido se vuelve crudo y metálico, tocado con una agresividad que sorprende por su originalidad y, a la vez, sentimiento. Y por último, en consonancia con el anterior y producido otra vez por Osborne, en el 2013", se edita "Once Gets It Started". Los temas parecen sacados de su disco anterior y, salvo breves y encantadoras incursiones en un sonido más americana, se convierte en una segunda parte estupenda. Ahí es nada, porque ahora en los festivales de la 2 , para los que cometimos el grave pecado de no acercarnos hasta el Festival de Cazorla del 2012, tenemos la oportunidad de verlo en directo para confirmar lo grande que es. Si te vas directo al minuto 25 te quedas con la boca abierta; antes está la exhibición de la banda que lo acompaña: los magníficos (españoles) King Bee y otra promesa del blues, Greg Izor. En el minuto 70 interpreta sun "The Lord Is Waitin' And The Devil Too" y no se puede pedir más, blues salvaje y pantanoso para enfangarte hasta las orejas. Os dejo el concierto para el que no haya podido verlo a la imposible hora que lo programa la televisión española.