
Tras leer las páginas que el Ruta 66 de este mes dedican al nuevo disco de Quique González, Delantera Mítica, no puedo contener mi decepción. En realidad no puedo contenerla con todos los medios musicales que leo o escucho con frecuencia últimamente. Centrándonos en el disco en cuestión, no descubro nada diciendo que es de lo mejor que ha hecho y contiene algunas de las más brillantes canciones de su historia musical; en algún momento, durante la promoción de Delantera Mítica, se llega a decir que presenta a un Quique crítico con la situación social y económica del momento, que esto impregna mucha de las letras y se le ve comprometido con el momento por el que atravesamos. Bueno, y el caso es que algo de esto hay, temas como "Tenía que decírtelo" o "Dónde está el dinero" hacen referencia más o menos explícita en algunos versos a este tema; pero básicamente lo que predomina es los de siempre (que es por lo que lo admiramos muchos): amistad, amor-desamor, carreteras y cuestiones a resolver en la barra de algún bar. Y yo me pregunto, después de ver las últimas novedades discográficas y nacionales ¿qué carajo ha pasado para que la música, y sobre todo el rock, emparentado por temperamento con la protesta y la rebelión, den la espalda a todo lo que estamos viviendo? ¿acaso a ellos no les afecta todo el hundimiento del sistema? ¿cómo es posible que ningún artista contemporáneo (nacional o internacional) haya sido capaz de implicarse con todas la de ley? Y no vale calentarse en un micrófono recogiendo un premio. A pesar de la gran cantidad de música que se edita no hay una tendencia a implicar el rock en los momentos de indignación en los que vivimos; el rock no combate para cambiar la sociedad, combate para escalar en la listas de ventas; incluso buscando en canales más alternativos y no comerciales sólo encuentro el manido discurso nihilista predecible.
El caso, y es a lo que iba, que el mencionado análisis que se hace por parte del Ruta 66 del disco, con entrevista incluida, sólo dedica un breve momento, casi forzado, al final del mismo y la respuesta del artista no pude ser más desalentadora.
No quiero mezclar una cosa con la otra, la falta de implicación de un artista no desmerece su obra en absoluto, en este caso del que hablo, es de notable alto; como lo son las últimas de Bowie, Burdon, Elliott Murphy, Cave...pero dando la espalda a la realidad de manera tan descarada no hacen otra cosa que confirmar mis sospechas de que andamos muy lejos de darle la vuelta a todo esto y el barco se hunde más y más.