No puedo dejar pasar la proeza de esta mujer. En apenas ocho
meses de diferencia ha conseguido marcarse dos discos que la han reiventado,
pasando de ser una cara habitual en los festivales de blues, con su papel de
guitar hero woman, a plantarse con dos proyectos revitalizadores en la que toma
dos vertiente diferentes pero notables en el resultado: un disco producido por
Bobby Harlow (The Go, King Tuff…), Chills and Fever, en la que resucita ese sonido magnífco
nos dejó los Detroit Cobras de Rachel Naggy, con temas icónico de Rythm &
Blues insuflados con la fuerza del rock más garagero; y otro disco en la que
elige meterse en la blues más pantanoso del bajo Mississippi y dar rienda suelta a su pasión más americana producido por el
puto amo de esto que no es otro que Luther Dickinson (North Mississippi All Stars...) , Belle Of The West. En el
primero elige músicos que formaron parte de las legendarias grabaciones de las
cobras de Detroit y se marcan un ritmo frenético con temazos como He Did It
(The Ronnettes), Chills and Fever (Ronnie Love), Hurt’s All Gone (Irma Thomas),
Crow Jane (Skip James) e incluso se atreve con un tema de Nina Simone “Either
Way I Lose” entre otros. Ya te digo que son temas escogidos, algunos tesoros olvidados a
los que le da el brío propio de sus veinte ocho años de vida y un talento
arrollador. Ojo que no se descuelga su Gibson SG y sigue llevando los
pantalones en los directos de presentación del disco. Un disco con vida propia
que podría haber explotado a lo largo de este año y que vine. Pero no ha sido
así. Al anterior Chills and Fever le ha sumado el soberbio “Belle Of The West”
en el que le acompañan gañanes del tamaño del nombrado Luther Dickinson, Jimbo
Mathus, Lightinin Malcom o el talentoso violín de Lillie Mae. Lo hace con temas
propios de gran talla y calado “americana” como America Dream, Need You More,
Cowtown, Daughter. Consiguiendo darle por un lado ese toque de soul del que no
puede desprenderse por la propia naturaleza de su voz (que tiene mucho de ese
acento sureño propio de Susan Tadeshi) y sobresaliendo el impecable trabajo
instrumental tanto de ello como de los nombrados. Me quedo con la versión que
hacen del Poor Black Mattie de R.L. Burnside porque no se puede uno mojar en el
Mississippi sin acordarse de él, eso es de ley, y me muero escuchando el temazo "No Angels" que se marca como si estuviese en un Juke Joint de Louisiana a altas hora de la madrugada y en sospechoso estado de conciencia. Dos discos notables de verdad, que
sumados deben estar entre lo mejor de este año.