A penas un mes desde que salió el
último disco del británico Ian Siegal y para mí su trabajo más interesante
hasta el momento y no solo en el plano musical del que ya ha dado cuenta en
trabajos anteriores. Hay un concepto general en la obra, como él mismo ha
explicado en diversos medios, que la inunda la rabia y el hastío que produce el
ver que estamos rodeados de líderes palurdos que toman decisiones que nos
llevan inevitablemente hacia la autodestrucción, de ahí que se embarque en
letras y composiciones oscuras con un claro matiz apocalíptico. El impacto que
la música americana ha llegado a tener en Europa ha sido de tal calibre que en
todas las épocas hemos podido exportar algún fenómeno, más de uno generalmente,
que ha sido capaz de mirar por encima del hombro a los mismísimos inventores
del cotarro llamado Americana. Este fenómeno en la actualidad es Ian Siegal,
bluesman de nacimiento, pero algo más que eso si escuchamos su obra con
detenimiento. Sus colaboraciones en discos anteriores con los hermanos
Dickinson (North Mississippi All Stars), con vástagos de familias ilustres como
los Burnside o Kimbrough han hecho de su nombre una referencia mundial. En este
disco, además, mete de lleno a uno de los tipos que guarda con mayor celo la
lleve de la americana que no es otro que Jimbo Mathus, interviniendo como productor.
El rollo de Siegal es el blues, así lo certifica sendos tatuajes de sus ídolos,
uno por brazo, que no son otros que Howlin’ Wolf y Muddy Waters. De Wolf tiene
esos guiños extraordinarios en su magnífica voz y de Waters su slide lujurioso
y desgarrador. De ahí en adelante échale lo que quieras porque yo en directo he
visto versiones que van desde Chuck Berry a Warren Zevon.
Todas las composiciones son de
Siegal, en algunas colabora el grupo, fiel a su líder desde hace más de diez
años y dos canciones enormes que escribe con Jimbo Mathus. Entre mis favoritas “Won’t
Be Your Shotgun Rider” bonito medio tiempo con aires fronterizos y una slide
muy cercano a los primeros trabajos de Cooder; el enfoque latino que le da a
algunos temas me trae a la cabeza al Willy DeVille más exitoso; es inevitable
derretirse con un tema como “The Shit Hit” donde da buena cuenta de su
inevitable vínculo con su admirado Muddy Waters, pocas guitarras he escuchado
en la actualidad que se acerquen con esa emoción al típico slide de Mud; en “If
I Live” hace lo mismo con su otro héroe, Howlin’ Wolf, inspirada descaradamente
en Smokestack Lightning. El tema estrella para mí es “On-eyed King”, un tema
que él mismo define como “a kind of a murder ballad” que se va a convertir en
un clásico inmediato de su repertorio.