A estas alturas, cuando apenas faltan dos días para que salga a la venta el nuevo disco de Neil Yong, todos los incondicionales habrán pegado una escucha (AQUÍ) y, espero, que como yo, coincidan que es su mejor disco desde el Psychedeli Pills del 2012. El disco "Monsanto Years" no pasa por otra cosa que convertirse como uno de los documentos sonoros de denuncia más importante de la historía de la música. Además es un ataque directo, sin esconder nada, a la más grande compañía proveedora de productos químicos para la agricultura, MONSANTO, sobre todo de productos transgénicos que ponemos todos los día en lo alto de la mesa y que nos mata un poquito cada vez más. Ya sabemos de la implicación de tito Neil por todo las injusticias, pero lo que le escuece especialmente cuando se trata de joder a la madre naturaleza. Nueve temas llenos de rabia -vuelta a la electricidad- en los que acompañado por los hijos de Willie Nelson clava algunos de sus mejores temas en años; no dejes de escuchar el simpático tema "Una estra del rock se rebela en una cafetería"...así es Neil Young.
sábado, 27 de junio de 2015
jueves, 11 de junio de 2015
WHIPLASH: SANGRE Y BAQUETAS
Whiplash es uno de los temas, del saxofonista Hank Levy, que
toca el talentoso y novel batería Andrew Neiman, interpretado por Miles Teller,
en la película del mismo nombre del director Damien Chazelle. La traducción al
español del título es de "latigazo", quizás en referencia al
accidente que sufre en un momento dado el protagonista en la película del
que sale ileso o por el que tuvo el propio director durante el rodaje. La
obsesión por el reconocimiento y el éxito en una sociedad que castiga el
fracaso, ignora cruelmente la mediocridad y ensalza el triunfo como el único camino válido
para que los demás te reconozcan, es el tema que hay detrás de este film del
2014; reconocido en diversos festivales, como en el prestigioso Sundance e incluso
en los óscars del año pasado. En este caso se nos introduce en la historia de un baterista que está dispuesto al sacrificio máximo por tocar en la
orquesta de jazz más importante del país y la obsesión del brutal director de
orquesta, interpretado por J.K. Simmons (el J.J. Jameson en las pelis de
Spiderman) obsesionado por descubrir a un nuevo Charlie Parker. La película
adquiere por momentos el tempo de un thriller, y llega alcanzar ese ritmo de misterio
e incertidumbre típico del cine clásico de terror psicológico. Es la batería el
arma principal de ese miedo, es el jazz el vehículo que conduce la fatalidad a
la que está condenado el principal protagonista (el actor, de jovencito, tocaba
la batería en una iglesia), un joven acomplejado, aislado y sin una familia de
carácter que lo dirija; una familia debilitada por la falta de la madre y sin
poder para enfrentarse a los valores que inducen en los jóvenes la sociedad capitalista
actual. Y de trasfondo vertiginosos solos de batería condimentada por generosas
dosis de sangre) y temas clásicos del jazz (impresionante final con versión de “Caravan”
que tocaba el genial Duke Ellintong). Música y cine independiente en una sala
de verdad, con público real y cinéfilo; en los tiempos que corre esto es oro.
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