Los años que nos ocupan de Cooder
en esta tercera entrega demuestran su gran capacidad de adaptación y
supervivencia, es una de las décadas más inestables en lo que a la música se
refiere. Se imponen la actitud salvaje y tirana de las compañías de discos que
intentan maximizar beneficios al margen de la calidad, y, de todo esto…nuestro
héroe saldrá más que victorioso.
Bop till you drop (1979) Lanzado
a todo bombo por la Warner como el primer disco de pop que se graba
digitalmente, es una complicación de temas ya grabados por otros artistas que podemos
agrupar en la familia country-soul, a los que Ry le añade un poco de “pimienta”
funky, adquiriendo una homogeneidad y cierta línea común frente a la que ha se
ha mostrado indiferente en su anteriores trabajos. Esto hace, desde mi punto de
vista, que estemos ante la obra más coherente y redonda del californiano.
Podrás echar de menos su guitarra como protagonista, pero está ahí y creo que
más que nunca; está ahí construyendo la melodía base de todas las canciones,
brillante guitarra, de predominio acústico con la que construye líneas
habituales de rythm blues con ese acento sureño-fronterizo que nos gusta tanto.
Otro gran acierto del álbum es la compañía: David Perry Lindley (Jackson Brown, Warren Zebon…) guitarra; Timothy
Lee Drummond (Dylan –joder, firma el “Save” con él- , Neil Young y el resto
de los Crosby, Still, Nash…) al bajo; Milt Holland (todos firmes ante
uno de los más grandes percusionistas de la historia, que se lo pregunten a la
gente con la que ha grabado gran parte de su obra como Joni Mitchell, Randy
Newman, James Taylor…¡pero si ha grabado hasta con Sinatra!). Además, de otros
músicos habituales se apoya en las voces con solventes contemporáneos del soul
como Boby King, Chaka Khan, Johnny Adams…Es en este disco donde me encuentro
con un temas absolutamente grandiosos y vitales en la discografía de Cooder,
ejemplo: “The Very Thing That
Makes You Rich (Makes Me Poor)”, brillante llanto góspel de donde el
discurso de la guitarra pone literalmente la “piel de gallina” y que da paso a
un sorprendente tema que cantaba “the real queen” Tina Turner, I Think It's Going to Work Out Fine.
Muyyyy grande! Un clasicazo de soul sureño que este tipo convierte en un tema
lleno de melancolía, en un jodido tema de carretera. Down In Hollywood es el dueto con Chaka Khan y el único que firma
(¡Hollywood te espera con los brazos abiertos, Ry!). El resto del los temas son
mortales de necesidad y siguen con el mismo tono de soul-gospel-country que lo
convierten en una obra sublime. Redondo de verdad y definitivamente
im-pres-cin-di-ble.
Boderline (1980). Metidos en la
década “prodigiosa” no está mal abrir un nuevo disco con un tema de S.Cropper y
E. Floyd que ya adelantan que esto va de lo mismo que el anterior larga
duración. Para que te hagas una idea, este es el disco que ha vendido más de Cooder;
entre otras cosas fue el primero en editarse en España y por tanto venía
reforzado por un importante éxito comercial –quien la sigue- y desde luego que
no estaba exento de calidad. Todo lo que en el anterior parece un esbozo acaba
siendo una realidad consolidada en éste. Temas actualizados de versiones y
otros más recientes, coros de lujo, radiante country-soul y la aparición de lo
que será una amistad y colaboración de lujo, John Hiatt; ahí queda ese
"The Way We Make a Broken Heart" de muestra o el propio “Boderline”.
Temas sugerentes como el fresco “Why Don't You Try Me” demuestran que lo
comercial y la calidad podían plantearse conjuntamente. Un disco que rezuma
optimismo y ponía en evidencia la cara buena y despreocupada de Ry.
The Slide Area (1982). ¿Qué le
pasa a este disco para que sea considerado una obra menor? No lo sé,
sinceramente. Vale que el inicio no prometa para nada, pero ten paciencia
porque viene una serie de temas nada desdeñables desde mi humilde opinión. La
revisión de “I Need a Woman” de Dylan nos empieza a abrir el apetito, Ry
Cooder, no es un guitarrista histriónico y enfundado en cuero que nos sirva
para partirnos la camisa, es un músico que interpreta, reinventa y desmenuza la
historia del rock como nadie lo ha hecho. Repite la familia de músicos de los
disco anteriores y eso, insisto, le da cierta homogeneidad al disco, por ahí
anda Hiatt, no lo olvidéis, otro genio. “Gypsi Woman” de Curtis Mayfield sigue
sigue aumentando la intensidad del disco; ese funky con base country-soul es
marca de casa, y siempre la guitarra en segundo plano. No ocurre lo mismo con
la versión estratosférica de “Blue Suede Shoes”, olvídate de la canción y
céntrate en la guitarra, sin duda su slide va más allá que el de los demás, con
la limitación que tiene la técnica de slide es capaz de hacer más que cualquier
otro guitarrista; mis respetos a Duane “Dios” Allman. El góspel llevado al
terreno del rock más cercano al AOR, esto es la magnífica “Mama Don’t Treat
Your Daughter Mean”. Ese honky tonk borrachuzo que es “I’m Drinkin’ Again” es
uno de mis temas favoritos, perfección en la ejecución musical, el aire
perfectamente conseguido por unos músicos que podrían ser, en ese 1982, los
mejores del país. Ahora ¡todos firmes! El maestro firma un tema con Willie “I’m
The Blues” Dixon, el padre del blues de Chicago,"Which Came First"·, y aunque el resultado podía
ser mejor –hay exceso de arreglos- consigue un tema que podría haber sonado en
la MTV y darle un aspecto más decente a la cadena. Mola el final góspel, “That’s The Way Love Turned Out For Me”
baladón de turno con coros de iglesia que quisiera Quique González para él. El
maestro de la slide vuelve a puntuar alto.
Get The Rythm (1987). Lo que le
pasa a este disco es que es de compromiso, y se nota. Le falta coherencia, los
arreglos de la época se cargan las posibilidades de algunos temas y la cabeza
de Cooder anda más en Hollywood que en el desierto de Mojave. Pero aún así
podemos prescindir de la mitad de los temas y quedarnos con un buen disco;
temas que lo avalan: la magnífica versión del capo del rock, Chuck Berry,
"Thirteen Question Method"; el corrido "Women Will Rule the
World" , puro tex-mex; la magnífca balada “Across The Boderline” con
el trío de ensueño Dickinson-Hiatt-Cooder; y el cierre con “Lets Have a Ball”,
temazo final con la incomensurable slide guitar de Cooder. Y eso es todo lo que
da de sí el disco que cierra esta década en la que pocos clásicos brillaron.
Los años que vendrían a
continuación son de puro disfrute para nuestro hombre, bandas sonoras,
supergrupos, colaboraciones, discos a dúo, investigación sobre las raíces de la
música, etc…pero esa es otra historia. Próximamente: LaTrilogía de California.
2 comentarios:
El primero que compre de el es el Bop y siempre lo adore pero luego para mi los sucesivos lanzamientos s ya apreció un cierto bajón respecto a sus previos. a por la cuarta
Fantástico análisis. Me he quedado gratamente sorprendido porque buscaba algo de este hombre y no sabía por dónde empezar. Un abrazo, caballero. Es mi primera vez por aquí, no será la última.
Le felicito.
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