Lo mejor de los documentales dedicados a grandes estrellas del rock es, sin duda, justo cuando hacen de eso sobre un escenario. Observarlos fuera del escenario no es tan atractivo, los vemos normales, incluso vulgares y carentes de gracia. Ver a los Rolling Stones entre bastidores, en el salón de un hotel o en esperando en un aeropuerto se puede convertir en algo soporífero, tanto como esas grabaciones familiares de celebraciones y viajes con las que nos torturan algunos amigos. Las palabras se quedan vacías casi cincuenta años después cuando las rock stars cotizan en bolsa. Aquí vemos el final de la inocencia, los últimos coletazos de amistad entre la banda y las palabras premonitorias de Brian Jones cuando dice: tengo cierta aprensión al futuro. Sólo para muy fans.
3 comentarios:
tiene muy buena pinta, saludos, y feliz navidad
Anoto. Felices fiestas y mucha salud.
Anda sacando material antiguo para vender; es abrumador la cantidad de discos que sacan en directo que no aportan nada. Lo que tú dices, para muy fans.
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