domingo, 17 de junio de 2012

53 AÑOS DESPUÉS, CHUCK BERRY IS ON TOP


Estando cerca del 21 de Junio, fecha en que se celebra en todo el mundo el Día de la Música 2012, recapitulo. Frente a mi discoteca, que más que una afición o hobby, podría hacerse una lectura de obsesión patológica por la cantidad almacenada, hago un esfuerzo por reflexionar. Esa reflexión me lleva a una grabación definitiva y a un artista imprescindible: ¡Señoras y señores con todos ustedes Mr. Charles Edward Anderson Berry! O lo que es lo mismo, Chuck Berry. Y nada mejor que saborear su estupendo disco del ¡59! “Chuck Berry is on top”. Semejante obra maestra en comparable con manifestaciones artísticas que sirven de referencia en colegios y universidades para explicar el devenir de la historia moderna; esto sería así en un mundo donde el rock and roll no se viera, todavía, como una amenaza (ellos lo llaman estilo musical de ritmo marcado). Lo cierto es que no existe expresión de arte que haya estado tan cerca de cambiar el mundo (quizás lo cambió durante un tiempo) que el rock and roll y, por supuesto, como decía John Lennon: si se tratase de dar al rock and roll otro nombre, podrías llamarlo Chuck Berry. El disco en cuestión no tiene desperdicio, como la portada adornada por un estupendo helado con fresas; sugerente, subliminal o simplemente reclamo para adolescentes de jukebox. Rock de toda la vida, sin el que no podrías imaginar a AC/DC, Rolling Stones, Beatles, Animals, The Who, Sex Pistols; da vértigo mirar la lista de grupos y solistas que han versionado “Johnny Be Good”. Y es que el tema se las trae; ya superé la sorpresa de descubrir que era un riff copiado nota por nota de “Ain’t that just like a Woman” de Louis Jordan de mediados de los 40’s. Pero, en este disco que recoge singles publicados hasta la fecha, encuentras temas de la talla de “Carol”, “Roll Over Beethoven”, “Around and around”, “Maybellene”, “Little Queenie”, “Sweet little rock and roller”, puro bálsamo para los momentos de bajón. “Chuck Berry is on top” nos deja momentos de calypso, inspiración latina y, cómo no, de camiseta hawaina. El tipo, mientras creaba lo que a la postre se iba a considerar el abc del rock and roll, no perdía el tiempo: corrupción de menores, proxeneta, pendenciero, con antecedentes de robo, ingresos en prisión. Sin duda pagó duro su atrevimiento. Su cara amable la dejó en su música y su mal humor en su vida cotidiana: nada de declaraciones, nada homenajes, experto en dejar tirado a su público en múltiple ocasiones (que se lo pregunten a los que compraron la entrada para verlo en Estepona hace dos años) y maltratador de estrellas del rock (su favorito, Keith Richards). Volviendo al disco, hay que partir una lanza (una vez más) por todos aquellos músicos que junto a Berry construyeron la música con la que nos identificamos millones de personas hoy; los créditos del disco señalan a auténticos iconos de la música negra procedentes del blues: Willie Dixon (alias, I’m the blues), Johnnie Johnson (piano boogie man), Fred Below (the aces) y otros. Hoy en día, más de 50 años después, no hay discusión: “Chuck Berry is on top!”.
                                   
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2 comentarios:

Juanjo Mestre dijo...

Mi álbum preferido de los 50, yo diría que es la madre del cordero de todo lo bueno del rock. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Tienes toda la razón: ¡imprescindible!