Hace algunos días os hablaba del controvertido último disco de Neil Young, “Le Noise”. Disco, que gana con cada escucha y que seguramente lleva el camino de convertirse en otra obra maldito del canadiense. El sexagenario no para de descubrir nuevos caminos y sorprendernos con cada trabajo. Esto le hace errar en algunas ocasiones pero su genialidad en indiscutible.
Lo de Clapton es otro cantar. Su obra oscila entre trabajos comerciales totalmente prescindibles (desde finales de los 70’s) y vuelta a las raíces como si se arrepintiera cada vez que ve una canción suya en la MTV. Antes de finales de los 70’, su obra es indiscutible. Su guitarra, una auténtica escuela para cualquiera que alguna vez pensó en colgarse una guitarra. El paso por un buen puñado de grupos y su contribución a la misma es fundamental para comprender la evolución de la música contemporánea: el blues más puro, Yardbirds y Bluesbrakers; rock y psicodelia, Cream y Blind Faith; Rock sureño y country (Derek and The Dominos). De ahí, una carrera en solitario marcada por el abuso de las drogas a finales de los 70’s y la comercialidad más vulgar (pasando de estilos varios: pop, reagge, disco…). De vez en cuando recordando quién es Dios con discos inconmensurables como “From The Cradle” y “Me and Mr Johnson”. El factor riesgo o sorpresa no existe en sus incursiones musicales. Esto es la tónica fundamental en su nuevo trabajo, “Clapton” a secas. Se trata de una obra redonda de principio a fin, con canciones basadas fundamentalmente en el Blues, Jazz y breves incursiones en el pop (la balada con Sheril Crow) que pasa inadvertida pero que no ensombrece para nada el disco. Se rodea de jóvenes talentos (Derek Trucks y Bramhall) y de tipos consagrados (Kim Wilson, Allen Toussain…) y esto hace que los temas alcancen una producción excelente, barroca y brillante. Merece la pena escuchar varias veces cada corte para disfrutar de la instrumentación que le acompaña. El único pero: Clapton se porta más como un cantante que como un guitarrista. Vale, tiene buena voz, gana con el tiempo y poca gente canta como él “Layla” (el del disco original, no la mediocre versión del “Unplugged”). Pero Clapton es el más grande en la guitarra, sin su guitarra nunca hubiera sido Dios y lo demuestra en sus breves pinceladas en cada tema. O sea que para la próxima: “shut up and play the guitar” como decía Zappa.
Escúchalo en este enlace:
http://bandit592.blogspot.com/2010/10/eric-clapton-2010-clapton-320.html
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