Con lo que está cayendo es totalmente loable el esfuerzo que hacen algunas salas de conciertos para mantener sus puertas abiertas y ofrecer actuaciones de calidad. Ese esfuerzo tuvo poca recompensa el pasado jueves 19 de abril en la sala Sevilla Rock, con la actuación de The Fuzztones y The Smoggers; ambos grupos referencias del garaje; el primero un clásico del revival garagero de los 80’s, el segundo, una referencia cada vez más consolidada del garage rock en nuestro país. A penas 20 personas en la sala. Para los organizadores del evento queda el pensar si algo tuvo que ver el precio de las entradas (¡20 euros!); el día de la semana propuesto; la escasa promoción o que, simplemente, Sevilla es una de las ciudades más anti-rock que puede haber en nuestro país. Tampoco ayudó el sonido tan deficiente; muy alto y con poca definición en la mayoría de los temas; esto más en los Fuzztones que en los Smoggers.
El concierto se inició con The Smoggers que han llegado a editar en menos de un año tres discos , referentes nacionales fundamentales –insisto- del estilo musical en cuestión. Su sonido en directo ha ganado en energía y peso; con temas, cada vez más, orientados al punk y un dominio de la puesta en escena que los convierte en imprescindibles en cualquier evento garagero. Su último disco, “Chinese Food” ha sido “disco del momento” en este blog durante semanas.Con el ánimo bien alto tras The Smoggers, suben al escenario, por entre el escaso público, el señor Protrudi, líder y único miembro fijo de la banda, al frente. La profesionalidad del grupo es innegable, con un repertorio que mezcla sus clásicos de los inicios “In Heat”, “Gotta Get Some”, con algunos temas desconocidos (posiblemente inéditos de su último disco "Snake Oil"), al menos para mí. El mal sonido hace mella a la largo del concierto y sólo en los bis consiguen animar a un público frio y distante. En mi memoria el último concierto en la desaparecida Sala Q (ahora Sala Custom), otra vez junto a The Smoggers, donde el buen sonido y un público más animado, dieron momentos más acorde a la altura del grupo.
(La copia que tanto inquietó a Protrudi) |
Siempre he tenido un poco de reparo en eso de acercarme al músico y darle la lata con apretones de manos y firmitas de turno. Esa noche iba decidido a que Rudy Protrudi me firmara mi vinilo de “Lysergic Emanations”; pieza fundamental en mi discoteca y punto de inflexión en mis referencias musicales. Me armé de valor y con el apoyo de los Smoggers me acerco a Rudy que de manera gentil se acerca con interés a mirar la copia en cuestión. Para que os hagáis una idea; más del metro ochenta y espaldas de jugador de fútbol americano; su mirada es inquietante y como un flash aparece en mi cabeza una nevera llenas de cadáveres. Yo podría ser su postre de un día entre semana. Bueno, se acerca y examina el disco con curiosidad; en su cara se dibuja cierto malestar: al parecer se trata de una copia no autorizada, en otras palabras “pirata”; no reconoce el sello que lo edita, y detecta ciertas diferencias respecto al original; yo no me entero de nada a pesar de su cuidadoso inglés; me va traduciendo Jesús Smogger con ciertos apuros. No lo entiendo; lo compré en el 89 en el Corte Inglés y he podido comprobar por otros colegas que existe otra versión de la portada pero la que yo tengo es muy común, se puede comprobar en internet. Se trata de una edición española del 85’ editada por el sello DRO/Enigma y, pienso, que es el más común entre los que, en su momento, lo compramos en vinilo. En fin, salgo del paso cogiendo mi disco, porque es mi disco, pirata o no, no lo cambio por nada, y me “piro” por si las moscas. Antes de irme de la sala miro atrás y veo al Rudy Proturdi en la barra del bar de la sala, solo y bebiendo una copa; los años no pasan en balde pero conserva el atractivo y el carisma. Espero que siga rokeando muchos años más.
1 comentario:
Qué buen artículo, Antonio, a los conciertos de garage siempre ha habido poca gente, un género para minorías selectas. Cómo me ha gustado eso de la nevera, jajaja. Mira, sabía que habían dos portadas pero yo siempre pensé que la nuestra era la buena y ahora me entero que no. Muy interesante la anécdota. Gracias. Un abrazo y buen finde.
Publicar un comentario