Ha sido larga la espera que me llevó hasta esta película. A penas recomendada por una persona que sabe de esto, decidí hacerme con ella. Desde su inicio la invitación es clara, una cámara subjetiva te mete de lleno en la vida de sus protagonistas, Otilia y Gabita, y como si fueras un niño perdido en unos grandes almacenes, ya sabes que lo mejor es no separarte de ellas. La desgracia, el miedo, la miseria, la violación de derechos fundamentales, todo lo que el régimen de Ceaucescu (Rumanía 1987) llevó consigo es reflejado en este inquietante film. Pero además para hablarte de política no se hace mención directa a la misma solo se te invita a vivirlo, acabas teniendo miedo, miedo de encontrarte a la policía, de enseñar un carnet, de ir a un hotel, de fumar delante de mayores…
El malo de la película, el Sr. Bebe, uno de ellos, es un verdadero monstruo que ni la mente anclada en la adolescencia de Tarantino podría haber creado.
El predominio de plano fijo, con leves movimientos de cámara en mano (¿se mueve la cámara o te mueves tú? y la parquedad en la expresión de emociones te sumergen en el terror cotidiano de una vida que por suerte no te tocó a ti.
El plano final, leve movimiento de la cabeza de la protagonista, tiene más contenido que toda la producción de cine americano en los últimos veinte años.
Ha sido larga la espera, pero ha valido la pena. Absténganse adictos al 3D.
El malo de la película, el Sr. Bebe, uno de ellos, es un verdadero monstruo que ni la mente anclada en la adolescencia de Tarantino podría haber creado.
El predominio de plano fijo, con leves movimientos de cámara en mano (¿se mueve la cámara o te mueves tú? y la parquedad en la expresión de emociones te sumergen en el terror cotidiano de una vida que por suerte no te tocó a ti.
El plano final, leve movimiento de la cabeza de la protagonista, tiene más contenido que toda la producción de cine americano en los últimos veinte años.
Ha sido larga la espera, pero ha valido la pena. Absténganse adictos al 3D.
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