sábado, 5 de julio de 2014

RY COODER: RETROSPECTIVA DE SU OBRA (3)


Los años que nos ocupan de Cooder en esta tercera entrega demuestran su gran capacidad de adaptación y supervivencia,  es una de las décadas más inestables en lo que a la música se refiere. Se imponen la actitud salvaje y tirana de las compañías de discos que intentan maximizar beneficios al margen de la calidad, y, de todo esto…nuestro héroe saldrá más que victorioso.

Bop till you drop (1979) Lanzado a todo bombo por la Warner como el primer disco de pop que se graba digitalmente, es una complicación de temas ya grabados por otros artistas que podemos agrupar en la familia country-soul, a los que Ry le añade un poco de “pimienta” funky, adquiriendo una homogeneidad y cierta línea común frente a la que ha se ha mostrado indiferente en su anteriores trabajos. Esto hace, desde mi punto de vista, que estemos ante la obra más coherente y redonda del californiano. Podrás echar de menos su guitarra como protagonista, pero está ahí y creo que más que nunca; está ahí construyendo la melodía base de todas las canciones, brillante guitarra, de predominio acústico con la que construye líneas habituales de rythm blues con ese acento sureño-fronterizo que nos gusta tanto. Otro gran acierto del álbum es la compañía: David Perry Lindley (Jackson Brown, Warren Zebon…) guitarra; Timothy Lee Drummond (Dylan –joder, firma el “Save” con él- , Neil Young y el resto de los Crosby, Still, Nash…) al bajo; Milt Holland (todos firmes ante uno de los más grandes percusionistas de la historia, que se lo pregunten a la gente con la que ha grabado gran parte de su obra como Joni Mitchell, Randy Newman, James Taylor…¡pero si ha grabado hasta con Sinatra!). Además, de otros músicos habituales se apoya en las voces con solventes contemporáneos del soul como Boby King, Chaka Khan, Johnny Adams…Es en este disco donde me encuentro con un temas absolutamente grandiosos y vitales en la discografía de Cooder, ejemplo: The Very Thing That Makes You Rich (Makes Me Poor)”, brillante llanto góspel de donde el discurso de la guitarra pone literalmente la “piel de gallina” y que da paso a un sorprendente tema que cantaba “the real queen” Tina Turner, I Think It's Going to Work Out Fine. Muyyyy grande! Un clasicazo de soul sureño que este tipo convierte en un tema lleno de melancolía, en un jodido tema de carretera. Down In Hollywood es el dueto con Chaka Khan y el único que firma (¡Hollywood te espera con los brazos abiertos, Ry!). El resto del los temas son mortales de necesidad y siguen con el mismo tono de soul-gospel-country que lo convierten en una obra sublime. Redondo de verdad y definitivamente im-pres-cin-di-ble.

Boderline (1980). Metidos en la década “prodigiosa” no está mal abrir un nuevo disco con un tema de S.Cropper y E. Floyd que ya adelantan que esto va de lo mismo que el anterior larga duración. Para que te hagas una idea, este es el disco que ha vendido más de Cooder; entre otras cosas fue el primero en editarse en España y por tanto venía reforzado por un importante éxito comercial –quien la sigue- y desde luego que no estaba exento de calidad. Todo lo que en el anterior parece un esbozo acaba siendo una realidad consolidada en éste. Temas actualizados de versiones y otros más recientes, coros de lujo, radiante country-soul y la aparición de lo que será una amistad y colaboración de lujo, John Hiatt; ahí queda ese "The Way We Make a Broken Heart" de muestra o el propio “Boderline”. Temas sugerentes como el fresco “Why Don't You Try Me” demuestran que lo comercial y la calidad podían plantearse conjuntamente. Un disco que rezuma optimismo y ponía en evidencia la cara buena y despreocupada de Ry.

The Slide Area (1982). ¿Qué le pasa a este disco para que sea considerado una obra menor? No lo sé, sinceramente. Vale que el inicio no prometa para nada, pero ten paciencia porque viene una serie de temas nada desdeñables desde mi humilde opinión. La revisión de “I Need a Woman” de Dylan nos empieza a abrir el apetito, Ry Cooder, no es un guitarrista histriónico y enfundado en cuero que nos sirva para partirnos la camisa, es un músico que interpreta, reinventa y desmenuza la historia del rock como nadie lo ha hecho. Repite la familia de músicos de los disco anteriores y eso, insisto, le da cierta homogeneidad al disco, por ahí anda Hiatt, no lo olvidéis, otro genio. “Gypsi Woman” de Curtis Mayfield sigue sigue aumentando la intensidad del disco; ese funky con base country-soul es marca de casa, y siempre la guitarra en segundo plano. No ocurre lo mismo con la versión estratosférica de “Blue Suede Shoes”, olvídate de la canción y céntrate en la guitarra, sin duda su slide va más allá que el de los demás, con la limitación que tiene la técnica de slide es capaz de hacer más que cualquier otro guitarrista; mis respetos a Duane “Dios” Allman. El góspel llevado al terreno del rock más cercano al AOR, esto es la magnífica “Mama Don’t Treat Your Daughter Mean”. Ese honky tonk borrachuzo que es “I’m Drinkin’ Again” es uno de mis temas favoritos, perfección en la ejecución musical, el aire perfectamente conseguido por unos músicos que podrían ser, en ese 1982, los mejores del país. Ahora ¡todos firmes! El maestro firma un tema con Willie “I’m The Blues” Dixon, el padre del blues de Chicago,"Which Came First"·, y aunque el resultado podía ser mejor –hay exceso de arreglos- consigue un tema que podría haber sonado en la MTV y darle un aspecto más decente a la cadena. Mola el final góspel, “That’s The Way Love Turned Out For Me” baladón de turno con coros de iglesia que quisiera Quique González para él. El maestro de la slide vuelve a puntuar alto.

Get The Rythm (1987). Lo que le pasa a este disco es que es de compromiso, y se nota. Le falta coherencia, los arreglos de la época se cargan las posibilidades de algunos temas y la cabeza de Cooder anda más en Hollywood que en el desierto de Mojave. Pero aún así podemos prescindir de la mitad de los temas y quedarnos con un buen disco; temas que lo avalan: la magnífica versión del capo del rock, Chuck Berry, "Thirteen Question Method"; el corrido "Women Will Rule the World" , puro tex-mex; la magnífca balada “Across The Boderline” con el trío de ensueño Dickinson-Hiatt-Cooder; y el cierre con “Lets Have a Ball”, temazo final con la incomensurable slide guitar de Cooder. Y eso es todo lo que da de sí el disco que cierra esta década en la que pocos clásicos brillaron.
Los años que vendrían a continuación son de puro disfrute para nuestro hombre, bandas sonoras, supergrupos, colaboraciones, discos a dúo, investigación sobre las raíces de la música, etc…pero esa es otra historia. Próximamente: LaTrilogía de California.



2 comentarios:

bernardo de andres dijo...

El primero que compre de el es el Bop y siempre lo adore pero luego para mi los sucesivos lanzamientos s ya apreció un cierto bajón respecto a sus previos. a por la cuarta

Unknown dijo...

Fantástico análisis. Me he quedado gratamente sorprendido porque buscaba algo de este hombre y no sabía por dónde empezar. Un abrazo, caballero. Es mi primera vez por aquí, no será la última.

Le felicito.