viernes, 27 de junio de 2014

RY COODER: RETROSPECTIVA DE SU OBRA (2)


De la trilogía inicial sale un Ry Cooder reforzado, con el merecido respeto de  la crítica y el resto del gremio. Empieza a sonar como sustituto de Mick Taylor en los Stones, cosa poco probable en un tipo que siempre ha huido de los circos mediáticos. Todos quieren tocar con él, su guitarra da prestigio allí donde suena y todo esto lo refuerza aún más para acometer el resto de la década de los 70 con obras imprescindibles.
Paradise And Lunch (1974) El arranque inicial del disco no adivina cambio alguno respecto a lo expuesto;  es un  viejo tema tradicional de trenes, "Tamp 'Em Up Solid" podría estar en cualquiera de los tres discos antecesores; el tren, durante los difíciles años 30, era posibilidad de cambio, de encontrar un sitio en el mundo donde poder ser feliz. En “Tarttle” el tipo se vuelve más asequible, adopta la Stratocaster como principal seña de identidad y se observa su acercamiento claro al soul. "Married Man's a Fool" es un simpático tema blues de contenido misógeno del ciego bluesman Willie Mctell; Cooder lo renueva con una estupenda instrumentación, en la que brilla su eterno slide y unos atractivos coros del soulman Bobby King .  “Jesus on the Mainline” es un clásico del repertorio gospel que brilla especialmente en esta versión con pretendido tono reggae; el tema, de principios de siglo XX, vuelve a renacer después de casi un siglo de su creación. Repite fórmula con el clásico de Bobby Womack "It's All Over Now", el resultado es espectacular, y, a pesar de mi debilidad por este tema y mi devoción a la versión que Rod Stewart se marca en Gasoline Alley, asumo que es una de las interpretaciones más logradas que se han grabado y que constatan la grandeza de este humilde guitarrista. El buen rollo y la energía vital que desprende este disco alcanza un punto álgido en este middley de temas de insignes autores como el bluesman JB Lenoir y el productor-pianista-arreglista Jim Dickinson, "Fool for a Cigarette/Feelin' Good"; acústicas, mandolinas y guitarras eléctrica slide crean un muro perfecto en la que brilla los nítidos punteos de Ry. "If Walls Could Talk" del músico de conuntry Bob Miller mantiene el tono de un disco que está entre mis favoritos de su carrera. Si algo podemos achacar al Paradise and Lunch es la falta de temas con compromiso social; aquí prima la belleza de la composición musical -la antropología musical-frente al mensaje,  pero se trata temas de poco calado social y de gran tronío compositivo. Mexican Divorce de Burt Bacharach es un buen ejemplo; México siempre ha sido un buen lugar para escapar de la pasma y del desengaño amoroso. Arthur Blind Blake es un genio del blues de piedmont, ese que se caracteriza por el depurado estilo del fingerpickin’, Ditty Wah Ditty, es su mejor tema, de esos temas que contenían pasajes de ragtime que le daban un toque más académico. En este último tema rescata a la leyenda del piano de jazz negro Earl Fatha Hines, un clásico nacido a principios del siglo XX y reivindicado por todos los grandes pianistas de jazz contemporáneos. Un disco que parte de la trilogía inicial, aperturista y renovador que sigue sin reportarles beneficios comerciales. Los yanquis son gente curiosa.
Chicken Skin Music (1976).  Me fascina la vida de Huddie William Ledbetter, alias Lead Belly; un bluesman sin precedentes, un tipo no encasillable en el blues tradicional ya que nunca se ancló en temas de temática rural  o salmos redentores, se trataba de un tipo que vivía intensamente en un mundo convulso, sobre el que escribía como un cronista de sucesos, que prefirió siempre componer una canción sobre un injusticia antes que una de amor. Es quizás la razón de que Ry lo haya escogido en numerosas ocasiones para versionar en sus discos. En "The Bourgeois Blues" deja claro su postura ante la hipocresía de un país que se llama a sí mismo “tierra de las oportunidades, de la libertad”  y “eres maltratado por las clases medias”. Este tema figura entre los más versionados del ilustre bluesman de los años 30. El siguiente tema, “I Got Mine”, un blues del narrador de historias Pink Anderson (que inspiró el nombre de los Pink Floyd), se convierte en uno de esos temas grandiosos, inspirados en la guitarra y en una instrumentación que crece a medida que avanza el tema. Pero ahora, por si fuera poco, me gustaría pararme en lo que considero un momento estelar en la historia contemporánea de la música: el encuentro entre Flaco Jiménez y Ry Cooder. No sé en qué taberna de San Antonio se conocieron pero este es el cruce perfecto, ese acordeón diatónico se convierte en el complemento del punteo pulcro y exacto de Cooder; los temas "He'll Have To Go", la versión del “Stand By Me” y la fantástica “Goodnight Irene” (otra versión de Lead Belly) alcanzan tintes épicos en este disco. Por sí solos justifican un lugar en la historia de la música. Si bien considero que la versión del Stand By Me de Leiber – Stoller – King , desencaja porque pierde la fuerza de la voz solista, no puedo “no más” que quitarme el sombrero ante la interpretación del  ex – Texas Tornado. El resto del disco se mueve en los términos que ya conocemos con la excepción de la incursiones en la música hawaiana con notable acierto en “Yellow Roses” y “Cheloe”, para ello no duda en traerse músicos versados y criados allí donde nació el estilo. Otro acierto para las alforjas de Cooder.
La cosa sigue bien,  en 1977 hace un disco en directo con ocho temas, Show Time,  que reflejan el estado de gracia de una música que había nacido en la Frontera del Mundo y que nadie había reclamado hasta ahora.
En 1978 nuestro hombre vuelve a mirar atrás y para desespero de los hombres de gris de la Warner Bros, el contenido de Jazz es una recopilación de temas de los años 20 y 30 donde se rodea de un gran número de músicos, hasta once a la vez en algunos temas. Perdonen mi ignorancia por los "palos" que aquí se cuecen, pero sólo puedo decir que escuchar este disco es ¡un auténtico placer! No voy a entrar a desglosar mucho sobre dicho artefacto, pero creedme si os digo que en ningún momento Cooder delega en el elenco de invitados, aquí está presente vocalmente, con la guitarra y su habitual mandolina. Es una obra sobresaliente e irrepetible en la historia del pop que cerraría una época de músicos notables y daría paso a otra donde el protagonista es la industria y el capital por encima del arte.
 
Disfruten de la banda de Ry Cooder en directo, tal como sonaba en el 77 y no olviden que la música nos hace mejores personas.


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lunes, 23 de junio de 2014

RY COODER: RETROSPECTIVA DE SU OBRA (1)

Requisitos para leer la siguiente entrada: agenciarse una buena botella de tequila y afinar tu guitarra en sol abierto.
Para hablar de la obra del californiano Ry Cooder hay que tener una más que respetable lente de ojo de pez que pueda abarcar la amplitud de estilos que ha desarrollado, sus numerosas colaboraciones con otros artistas y su importante legado a otro arte como ha sido el de las bandas sonoras de películas. De todas sus facetas, la más notable, es indudablemente el gran legado que nos está dejando con sus trabajos en solitario. Más de una docena de discos desde los 70, con una última época en la que destaca con fuerza el mensaje y la vuelta a las raíces. Sirva esta primera incursión para poner al día una obra musical que sobrepasa el notable alto de media y que no debería faltar en tu colección.
1. Ry Cooder (1970). En apenas media hora Ry expone credenciales básicas que van a inspirar su obra: todo empieza con el blues, las canciones tienen que decir algo, es la guitarra el instrumento a través del que se expresa mejor y el estilo "slide" o "bottleneck" imprime el dramatismo que necesita para conectar con el público. Su voz es solvente pero entiende que mejorable, por eso en este caso como en casi todos cuenta con apoyo necesario que le permita demostrar su valía a la guitarra, mandolina o al bajo; para ello se asocia a los coros con la vocalista de color Gloria Jones (la que fue novia del dinosaurio del glam, Marc Bolan). Su gran cotización como músico entre el resto le permite hacer un disco sin ataduras, sin vista comercial y que hoy suena estupendamente, actual y muy coincidente con la obra que otros artistas contemporáneos pretenden en pleno siglo XXI. El comienzo del disco con una versión de un viejo tema del no menos viejo bluesman Tommy Tucker, "Alimony", presenta a un Ry deseoso de actualizar el blues más añejo, una buena sección rítmica con músicos reputados de grupos como International Submarine Band, Flying Burritos, Little Feat, Mothers Of Invention..No rehúye de lo eléctrico, no pierde la ocasión de presentarse como un músico identificado con el rock de los 70. Le sigue un tema poco conocido hasta ese momento de un bluesman imprescindible y recientemente rescatado por el sello Fat Possum, "France Chance", con la guitarra slide y la mandolina como base fundamental. La revisión de "One Meatball", un tema de Hy Zaret (Unchained Melody), es una de las joyas de la corona, un tema folk sobre la pobreza convertido en un clásico con unos estupendos arreglos de cuerda y la genialidad de Cooder a la guitarra slide. Woody Guthrie es un espejo donde hasta la actualidad sigue mirándose nuestro amigo; el tema en cuestión "Do-Re-Mi", mi favorito del disco, alegre, orquestado y cantado como si un Ray Davis curtido en las tabernas de Laredo se tratase. Este tema es imprescindible en sus directos, al que acompaña sabiamente el Flaco Jiménez, otro imprescindible. La relación de Ry Cooder con Randy Newman hace que me estremezca delante de la pantalla del ordenador y pide a gritos dedicarle un post que le haga debida justicia; el tema que elige de este genio es "My Old Kectucky Home", en la más pura tradición country rock. La preocupación de Ry Cooder por el débil, por el que menos tiene es evidente, y más teniendo en cuenta que de esos colectivos ha nacido una riqueza musical que ha servido de base para la música contemporánea, de ahí saca este viejo tema del folky de Blind Alfred Reed, "How Can a Poor Man Stand Such Times and Live?", pura protest song. El respiro llega de la instrumental "Avalaible Space", único tema firmado por Ry. Sonidos New Orleans, con esos típicos vientos para un tema de Leadbelly, el inquietante "Pigmeat". Nadie como el bluesman Arthur Blake para el ragtime, de él elige un temazo que refleja la miseria y la mala suerte del rechazado, "Police Dog Blues". En la tumba del bluesman John Estes hay escrito un epitafio que dice "...ya no voy a tener que preocuparme más del pobre John". El pobre John Estes es uno de los mejores bluesman de la historia, con unas letras que le hacen alcanzar la categoría de poeta, la versión de "Going to Brownsville" con mandolina y guitarra eléctrica podría haber figurado en un bonus track del stoniano "Exile...". El disco se cierra con uno de esos temas que engrandecen a la humanidad, "Dark Is The Night" del ciego Willie Johnson, en la versión de Ry Cooder es para que el viejo Johnson se remueva de orgullo en su tumba.

2. Into The Purple Valley (1971). El siguiente paso no deja a lugar a dudas; él va a lo suyo y nos vuelve a deleitar con versiones redondas de temas tradicionales maravillosamente arreglados; "How Can You Keep Moving (Unless You Migrate Too)" tema folky sobre el tema de la emigarción; "Billy The Kid", personaje insalvable sobre las leyendas del viejo oeste que traían al sistema de cabeza, siempre osados, aventureros y defensores de la libertad; mandolinas y guitarras para esta maravilla. Desconozco al tal Jesse Stone, pero la versión de Cooder  de su  "Money Honey" me trae claros aires de los Stones de Sticky Fingers y Exile y está claro que este tipo le cambio la vida al bueno de Kiz Richards. No es la primera vez que Ry le dedica un tema a un presidente, para bien o para mal, esta vez elige una versión de un calypso de un tal Fitz Mclean dedicado a Roosevelt, "FDR in Trinidad". "Teardrops Will Fall" es un bonito tema con aires soul, que no enseña un lado amble y romántico que no deja de tener ese aire country soterrado y de himno de taberna. Un viejo tema góspel con renovada ímpetu y originales arreglos de George Washignton Phillps (?) nos devuelve al Cooder tradicional, en busca de las raíces; curioso tema religioso este que escoge, donde se impone lo espiritual todas las enseñanzas del hombre. "On Monday" es un tema de ese monstro del folk blues que fue el eterno preso Leadbelly, otro poeta negro renovado por nuestro amigo con su sublime slide. En su recorrido por el cancionero tradicional no se iba a olvidar de Cash, de él interpreta "Hey, Porter" de cuando Johnny Cash estuvo sirviendo en el ejército de USA. La siguiente recuperación es de un músico del trópico llamdo Joseph Spence, en plan instrumental un tema que alcanza aires de pieza de música clásica en las prodigiosas manos de Cooder, "Great Dream from Heaven"."Taxes on the Farmer Feeds Us All" es una maravilla de tema country folk electrificado, alabanzas al "granjero que nos alimenta a todos". Broche de oro con Guthrie y su "Vigilante Man", el pueblo unido contra el opresor.
3. Boomer's Story (1972). Es el tercer capítulo de una trilogía perfecta, intachable y que pasa por una de las mejores cartas de presentación de un músico en la historia del rock. Gente como Jim Dickinson y Dan Penn se unen a la fiesta. Gran inicio de guitarra eléctrica que habla de trenes que atraviesan el país y chicas olvidadas en "Boomer's Story". La revisión eléctrica que hace del tema de Skip James, "Cherry Ball Blues" alcanza niveles magistrales que engrandecen al viejo músico negro, muerto en el olvido. "Crow Black Chicken" es un típico tema a lo Honky Tonk donde se mueve de manera ágil y efectiva, no me canso de escucharlo, tiene todo esas músicas por las que pierdo el norte. Vuelta a la mandolina, a los magníficos arreglos de piano y vientos que se van sumando en "Ax Sweet Mama", otra vez del bluesman John Estes. "Maria Elena" es una magnífica tonada mexicana que anticipa el gran homenaje que hará al país vecino durante toda su obra. Uno de los mejores temas de este trilogía es el de la versión de un tema que canta James Carr y que compone Dan Penn, "The Dark End Of The Street" y que da paso a la bella historia de "Rally 'Round the Flag", ecos de tristeza de la derrota Sureña en la guerra civil con Randy Newman al piano. "Comin' in on a Wing and a Prayer" y "President Kennedy" siguen la línea marcada de folk blues tradicional construidas bajo un muro de mandolinas y guitarras slide que hacen de este disco mi favorito de la trilogía. "Good Morning Mr. Railroad Man" es el tema de cierre de un disco donde, de manera especial brilla los arreglos de piano de Jim Dickinson.
Por sí solo estos discos podrían encumbrar la historia de nuestro hombre, pero ahí no se queda la cosa. Le sigue un periodo de apertura musical donde reinventa la tradición musical norteamericana, con algunos altibajos, algunas obras muy notables y con una recuperación final digna de los mejores, pero esa es otra historia.

miércoles, 11 de junio de 2014

HOLLIS BROWN, REINVENTANDO A LOS VELVET UNDERGROUND

Hollis Brown son una banda de NY que hace un rock estupendo, como corresponde a un grupo talentoso, joven y debutante. Su mejor materia prima la tienen en su álbum Ride On The Rain, un magnífico compendio de rock que deja sentir influencias de clásicos mayores como Stones, Byrds y The Band; este disco es su especial tributo a todas aquellas bandas que, sin duda, habrán apartado a estos chicos de esa vida vulgar y programada que nos envuelve cada día más. Jóvenes pero con una colección de discos envidiable a tenor de la música ante la que se rinden. Y a esto voy: ahora nos regalan una revisión del Loaded de los míticos Velvet Underground. ¿Necesita presentación semejante obra maestra? ¿Hay alguien que no haya amado y odiado al mismo tiempo este engendro parido por el maestro Reed? Porque, en eso no tengo duda alguna, el gran genio de VU fue Lou Reed; más en este disco del que se había encargado de borrar definitivamente a John Cale. Y es aquí donde empieza uno de los momentos claves de mi vida: el día que escuché el Loaded; porque además es el día que escuché por primera vez a VU. Siendo el disco más asequible de la banda maldita de NY, no me hizo falta hacer grandes esfuerzo para asimilarla. Luego, más tarde, llegué al Banana, White Light...y ya os podéis imaginar, sobran las palabras; pero eso es otra historia.
Ahora Hollis Brown (homenaje claro a alguien que me sé en el nombre) versionan el disco completo, pero al revés; es decir, empezando por esa maravilla melodía pop que es Sweet Nuthin' y acabando por otro tema de más calado pop si cabe, Who Loves The Sun. Y sí, imprimen fuerza, nervio y pelín de rabia a un disco con temas que funcionan como auténticos hits por separado. Los temas más populares, Sweet Jane (sin el arreglo inicial y en su versión completa) y el Rock And Roll son tratados con gran respeto y, sin bien ganan en instrumentación, echamos en falta la voz de Lou, llena de cinismo y prepotencia. Y la verdad es que casi que consiguen darle esa solidez que le faltaba a una banda llamada al fracaso desde que el propio Lou decide abandonarla antes de ver editado este disco. Esa magia aparece en este disco quizás por la manera de grabarlo; todos encerrados en un cuarto y del tirón (el cuarto que se puede ver en la portada)y además se nota que se lo están pasando pipa. Una delicia que hace más grande, si cabe, a un genio indiscutible e irrepetible.

domingo, 8 de junio de 2014

MANNISH BOYS: WRAPPED UP AND READY (2014)

 
Los Mannish Boys representan a la élite de músicos en la industria del blues, siete discos sobre sus espaldas que son siete soles; enciclopedia del Rythm Blues y discoteca básica para los enamorados de la música negra, del eterno "back to black". De costa a costa de los USA con el gran Sugaray Rayfordd a la voz y guitar héroes del nivel de Kirk Fletcher, Kid Ramos, Steve Freund; la crema de las seis cuerdas del momento. Con variaciones constantes en sus filas y colaboraciones estelares que entran y salen como en un banquillo de baloncesto, el denominador común es la calidad en todo lo que hacen; Jump Blues, West Coast, Soul Memphis, Chicago, Texas Blues...Pa' doctorarse en blues; mi disco blusero del año.
 

domingo, 1 de junio de 2014

BACK TO BLACK: LITTLE RICHARD'S GREATEST HITS, RECORDED LIVE

El fichaje del Sr Richard Penniman, alias Little Richard, para Okeh parecía el empujón que necesitaba el rockero tejano para impulsar una carrera que cada vez iba a menos; la máquina producir hits Motown y Stax acaparaban la listas de éxitos, tanto la de blancos como la de negros; los excesos que se le atribuían en todo vicio posible lo ponían en el ojo del huracán de una sociedad puritina y racista como la norteamericana, y que acabaría con una dolorosa expulsión de su propia iglesia al inicio de los años 70. Con semejante panorama al bueno de Richards no le queda otra cosa que embarcarse en constantes giras de salvaje rock and roll donde demostraba que había pocos que le pudieran hacer sombra sobre el escenario respaldado por un repertorio de infarto y por una banda de farloperos de lujo: Johnny Guitar Watson a la guitarra, Billy Preston al órgano, Eddie Fletcher al bajo y con la producción ese gánster músico que fue el gran Larry Williams. Y de aquí sala una auténtica obra maestra que junto al Live at The Apollo (1963) de James Brown, el Live At the Copa (1964) de Sam Cooke son piedras angulares de la historia del rythm & blues. Tenemos a un Little Richard en forma, relajado, dominando la situación; sin descanso se embarca en una sucesión de temas, sin pausa y unidos por su clásico "Ooooh My Soul!" o "My, my, my...!". El repertorio es tan grande y brutal que una vez pinchado el disco no hay manera de pausarlo: Lucille, Tutti Frutti, Miss Molly, Jenny Jenny, Who Lotta Shakin', etc. Grabado en directo en los estudios de la CBS de Hollywood en 1967; poco años después te lo podrías encontrar vendiendo biblias a domicilio para redimir sus pecados de rockero indomable.