miércoles, 19 de diciembre de 2012

THE LONDON HOWLIN' WOLF SESSIONS O DE COMO EL HOMBRE LOBO TOMÓ LONDRES


Cuenta la leyenda que el gran, enorme en todo los sentidos, Chester A Burnett, más conocido por Howlin' Wolf llegó en un vuelo barato (todo el mundo sabe como se miraban por la pasta los hermanos Chess) al impresionante aeropuerto de Heathrow (por aquel entonces ya recibía diariamente más de 27 millones de pasajeros) en el verano de 1971. No era la primera vez que se aventuraba a venir a Europa, ya lo había hecho en el 64 y el 65 con el resto de "all stars" del "American Folk Blues Festival"; esta vez iba a ser diferente, se disponía a grabar uno de los mejores discos de blues de todos los tiempos.
Su aspecto era el de un tipo cansado y envejecido, con 61 años y un cuerpo tan castigado como sólo un bluesman lo podía tener, estaba llegando al final de su carrera, de hecho moriría en 5 años después y sólo volvería a grabar un último disco de estudio en el 73.
El elenco de músicos elegidos para la ocasión era impresionante, entre otras cosas porque todos pasaban por el mejor momento profesional y cada uno, en lo suyo, eran los músicos más cotizados del momento: Eric Clapton, Steve Winwood, Charley Watts, Ian Stewart, Jeffrey Carp (un estupendo armonicista que murió poco tiempo después), Philip Upchurch, Bill Wyman...El lobo, que conocía de sobra a estos tipos, no se fiaba del todo y vino escoltado por su mano derecha, Hurbert Sumlin (a pesar de los impedimentos que puso Mr. Chess para pagarle el billete de avión).  El resultado final sería una obra excepcional  del viejo bluesman, un disco inspirado y espectacular que llegaría a situarse (por primera vez en un disco de blues) en las listas de éxito de música pop

En el disco original esto fueron los temas:

- Rockin' Daddy: El momento de inspiración de Clapton era definitvo, la introducción con un estratosférico punteo no deja lugar a dudas. Pero "dios" se doblega ante la maestría de Mr Sumlin al que tanto le debe, la columna vertebral del tema es el riff  de "Killin Floor" que el mismo Hubert intepreta en labores de guitarra rítmica. La batería de Watts es el contrapunto perfecto para uno de los mejores temas del disco.

- I Ain't Superstition. El tema original de Willie Dixon es mi favorito del disco. Más de lo mismo, Clapton se sale, Ringo a la batería y una sección vientos que eleva el tema al séptimo cielo. Atentos a la percusión, ahí esta Bill Wyman, el caso era "estar allí".

 - Sittin On Top Of The Word. Es la mejor versión del tema que le he escuchado. La armónica de J. Carp suena poderosa y con todo el sentimiento que en otros tiempos sonó la de Howlin'; el viejo lobo esta contenido y efectivo en la interpretación. El solo de Clapton es marca de la casa, en cualquier lugar o situación lo reconoceríamos. Atentos porque es la primera aparición en el disco del sensacional Lafayette Leake, incondicional del blues de Chicago y pianista de Chuck Berry.

- Worried About My Baby. Muy grande. Esta vez sopla el lobo y lo hace con la fuerza de mil diablos. Si  subes graves, puedes escuchar el excepcional bajo de Wyman. El tema, tal como lo grabó en su momento era mucho más agresivo, pero este le sale redondo.

- What a Woman! Original de James Burke. Típico tema del Delta que el lobo domina a la perfección. Currándose los teclados el nunca suficientemente valorado Steve Winwood.

- Poor Boy. Sobre la base rítmica de los Stones y con Hubert Sumlin contenido, lo más destacable es la increible armónica de Carp. Quizás le falte algo de fuerza a la voz de Howlin, pero sigue siendo espectacular el trabajo de la guitarra de Clapton que lleva al tema muy por encima de la media de lo que se podía escuchar en otros guitarristas del momento.

- Built For Comfort. Es otro de los temas estrellas del disco, lo canta con la intensidad y la gracia que necesita el tema, provocador donde los haya y con una invitación sexual muy clara. Otro de mis favoritos, con el toque especial de una sección de vientos que lo transforman en un tema que podría estar en una recopilación de Stax o Motown.

- Who's Been Talkin'? Es difícil no emocionarse con esta canción; emotiva y triste como pocas. Pero en este caso le falta cierto gancho, no sé si será la excesiva aceleración del mismo o cierta desgana en la manera de cantar del lobo. A destacar el contraste entre el piano de John Simon (The Band) y el órgano de Winwood.

- Little Red Rooster. Es uno de los temas más conocidos de blues, entre otras cosas porque lo popularizaron muchos grupo de rock británico en los 60s. También lo es del disco, ya que ha sido incluido en varias recopilaciones. Con gran peso documental cuando Chester explica a los jovenzuelos como introducir la canción y estructurar el tema. Era la primera vez que escuchaba al "lobo" hablar y me quedé impresionado ¡habla igual que canta! En la versión definitiva la guitarra acústica pasa a un segundo plano. Clapton demuestra un versatilidad increíble cuando se pasa al slide; casi siempre lo utiliza con una afinación standar al contrario del resto de músicos.

- Do The Do. Es otro bombazo de Willie Dixon. Por si a estas alturas hay duda, se trata de un disco de Howlin' Wolf a mayor gloria de Eric Clapton. La canción adquiere una fiereza tremenda con el riff agresivo de la guitarra de slowhand, y, la batería de Watts, más cercana a la de un combo de hard-bop que del grupo más grande sobre la tierra de rock and roll.

- Highway 49. Con el espíritu del Dust My Broom en la versión de Elmore James, la ejecución es perfecta. Otra vez con el protagonismo de la armónica de Jeff Carp para los solos.

- Wang Dang Doodle. Es imposible no acordarse de la versión de Coco Taylor, definitiva y grandiosa, pero ésta puede ser la siguiente en la lista. El tema que cierra el disco es un alarde más de la altura a la que habían llegado unos músicos que, después de filtear en sus respectivos grupos con el pop y la psicodelia, empiezan a volver a sus raíces; Clapton lo había hecho con su obra colosal "Layla and Others...", Wyman y Watts encaraban obras definitivas, "Sticky" y "Exile". Punto y final.

Punto y final a una obra excelente. Es posible que me guste más el disco por lo que pudo ser que por lo que fue (que ya fue muy grande). Siempre me he preguntado ¿qué hubiera pasado si lo hubiesen grabado en Chicago? Al modo clásico de los discos de Chess de los 50s ¿y si hubiesen contado con los viejos músicos de estudio y no con colaboraciones mínimas? ¿y si le hubiesen dejado más protagonismo a Hubert Sumlin? En fin, el disco fue todo un éxito, tanto que en el 2003 se reedito en CD y con una gran cantidad de temas no conocidos hasta el momento y tomas alternativas de los originales.
Todo un homenaje a un grande de la música contemporánea,  Chester Burnnet alias Howlin' Wolf, un tipo que 30 años antes había empezado a recorrer todos los tugurios inimaginables con un espectáculo y una banda que haría temblar cualquier escenario del mundo. Quizás la admiración y el homenaje de las pop-stars del momento le sirvieron para aliviar la pena que sintió el día que se reencontró con su madre, la cual lo abandonó siendo un niño, y volvió a rechazarlo, ya con fama y dinero,  por "hacer la música del diablo".


2 comentarios:

Redacció dijo...

Howlin' WOlf es uno de mis bluesman preferidos, y este disco en esa edición que comentas me resulta imprescindible. Los falsos intros con Clapton de listillo para romper el hielo son momentos únicos. Además el libreto que acompaña esa edición cuenta toda la historia trufada de anécdotas desternillantes. Un clásico.

Juanjo Mestre dijo...

Joer, Antonio, qué chulada de post te ha quedado, de verdad, aparte de ilustrativo y didáctico. Ahora no estoy seguro si tengo algún recopilatorio o sale en algún compilado que tengo de blues pero si que he escuchado algunas de sus canciones que me encantan como "I Ain't Superstition", "Sittin On Top Of The Word" o "Little Red Rooster". Desconocía lo de este artefacto que voy a intentar agenciarme. Abrazo.